Me crié en un hogar donde nunca hubieron carencias económicas, mi mamá que era la responsable de todo, no era millonaria pero siempre me cuido mucho y se aseguró de que yo comiera bien, tuviera educación, un lugar al cual llamar casa, actividades extracurriculares y que cada verano fuéramos a la playa a pasar las vacaciones. Sin embargo mi crianza también ocurrió en un hogar afectado por el alcoholismo y la violencia doméstica ejercida por parte de mi padre.
Años después comprendí que la infancia es la base de la adultez y que los traumas que ocurren cuando somos niños se quedan guardados en la memoria emocional causando todo tipo de enfermedades crónicas y comportamientos dolosos que nos hacen daño a nosotros y a quienes más amamos…
De hecho, un buen día, mi cuerpo tuvo suficiente y después de una experiencia traumática tras otra algo se rompió dentro de mí y comencé a sentir un dolor intenso en el área pélvica. Ese dolor apareció para acompañarme día y noche, para gritarme que ya era demasiado y que no podía seguir disasosiandome ni de mi cuerpo, ni de mi salud mental. Siendo honesta, la única razón por la cual busque ayuda y exploré opciones alternativas como el Reiki, el Biomagnetismo, la Acupuntura y la terapia psicológica, fue porque la medicina alópata tradicional no sabía qué hacer con mi problema, los medicamentos no me quitaban el dolor y en cambio me hacían sentir sin fuerzas ni energía para realizar las tareas más sencillas, de plano la doctora me dijo “esto es todo lo que yo puedo ofrecerte, no hay más” pero yo no estaba dispuesta a vivir así, y una vez que me salí de la caja de la medicina tradicional fui comprendiendo, poco a poco, que mi problema no era solamente físico sino que también era emocional.
Me ha tomado casi una década recuperar la salud, ha sido un proceso lento y me he tenido que tomar pausas para reagruparme y continuar en la búsqueda del alivio verdadero.
Mi vivencia ha sido de regresar a mi cuerpo, de habitarlo, de dejar de huir y enfrentar todas esas experiencias, defectos, y errores que me atormentaban sin ser consciente de ello.
Sé que suena extraño pero el dolor ha sido mi guía para regresar a mi, y para detectar la poderosa conexión que hay entre la mente, las emociones y el cuerpo. Gracias a él aprendí que verdaderamente somos seres multidimensionales y una parte afecta a la otra para bien o para mal. El dolor paradójicamente me hizo moverme para recuperarme y no solo eso, también me dio material para crear arte, pues este es el origen de mi trabajo como artista, me interesan y apasionan las historias de recuperación porque todos tenemos un proceso diferente para salir adelante pero al mismo tiempo compartimos varias similitudes, y para mi es extraordinario tratar de darle forma a todas estas vivencias a través de mi obra gráfica.
Voy a dejarles la imagen de una de mis primeras piezas de papel, es acerca de ese reencuentro, de ese regreso a mi misma. En medio de todo el caos mental y emocional que estaba sintiendo, comenzaba a ver la luz al final del túnel, sin embargo no sabía que ese era solo el comienzo de un largo pero satisfactorio viaje que todavía no termina y que pronosticó durará unas cuantas décadas más :)
Con cariño, Karla
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