El Viernes exhibí mi obra en La68, un centro cultural fantástico, ubicado en el centro de Mérida, Yucatán. Este no es un lugar común, aquí Daniela y Scott procuran crear una atmósfera de mucha franqueza, de cuidado y reciprocidad, de intercambios justos, amabilidad, actividades geniales y todo esto rodeado de mucha belleza y un gusto impecable. Es un espacio que invita a la amistad, la inclusión y a la contemplación, y por fin tuve la oportunidad de exponer en la librería, Leídos, que está adentro de La68.
Yo tenía ganas, por esta ocasión, de alejarme del concepto de galería (que últimamente he encontrado un poco frío y excluyente). Deseaba tener fichas técnicas en forma de hexágono, con títulos largos y sin tantos datos técnicos. Quería compartir y hacer comunidad, contarles a todxs los presentes acerca de qué iba mi obra, sin sentir que debería dejarles a ellxs el trabajo de adivinar (como una vez me sugirieron en una de las galerías donde expuse. "Las explicaciones, sobran", me dijeron.)
Algo que me pareció extraordinario fue que después de contar mi historia, otras personas se acercaron a compartirme las suyas, cosas íntimas que no es fácil verbalizar. Disfruté mucho la experiencia de que lxs asistentes fueran vulnerables conmigo, que abrieran el archivo de vivencias dolorosas y sobretodo, cómo lograron sanar. Eso jamás me había pasado antes en una exposición, pienso que la atmósfera de La68 fue un gran factor, porque muchxs de lxs visitantes fueron personas que frecuentan dicho espacio, y claro, también me acompañaron mi familia, mi compañero de vida y mis queridxs amigxs.
Fue una noche muy especial que me recargo de amor y me conecto de una manera distinta a mi obra, pues me di cuenta de que compartir con la comunidad es vital para mí y para seguir creando.
Ahora si, después de contarles como nos fue, les dejo unas imágenes que el fotógrafo Santiago Cauich capturó para mí. Espero que las disfruten.
